lunes, 10 de agosto de 2009

Big


En mi interminable agosto madrileño, cuando el calor me deja sin ganas de hacer nada más que tumbarme en el sofá, paso horas viendo películas que nunca escogería en un videoclub ni vería online; por las películas que echan en la tele podríamos estar viviendo en 1990, perfectamente.

Este fin de semana he visto otra vez Big, ojalá fuera tan fácil obtener un deseo...ni yo se qué pediría...un año de vacaciones en el Caribe, un armario sin fondo, un viaje para recorrer el mundo, o lo típico, erradicar la pobreza, salud para todos, que no se derritan los polos, que no desaparezcan más especies animales...lo que nunca pediría sería convertirme en mayor, que bastante corta es la vida como para andar saltándose etapas.

Penny Marshall dirigió esta película en 1988 y un muy joven y muy protagonista Tom Hanks la interpretó. Josh Baskin es bajito y no puede subir a una atracción, por lo que no puede ligarse a la chica del colegio que le gusta. En el mejor momento aparece una máquina traga monedas que concede deseos, así que está claro cual iba a ser el de Josh.

Hacerse mayor de la noche a la mañana (nunca mejor dicho) tiene que traer no pocos problemas, así que nuestro protagonista tiene que escapar de su vida de niño, para convertirse sin ningún esfuerzo en un adulto super ejecutivo encargado del lanzamiento de juguetes (y yo venga a estudiar, a hacer máster, prácticas y nada...) y afortunado en el amor.

La moraleja de la película es que todo llega, y que cada cosa tiene su momento; pero y si cuando Josh se hace mayor de verdad no encuentra trabajo, ni nadie que le quiera y encima es pobre, a quién se va a quejar...

Al contrario que en Peter Pan y de la misma manera que le sucedía a Benjamin Button en su curioso caso, un niño está encerrado en un cuerpo de adulto. Un argumento novedoso en los años 80 que ya ha dejado de serlo.

Barry Sonnenfeld, director de fotografía (también en películas como La familia Adams o Men in Black) ha introducido una gran cantidad de tonos cálidos para los momentos tranquilos, y rojos y negros para las situaciones claves.

La banda sonora también es digna de mención, con su tema más característico, "Home" del compositor Howard Shore.

Esperando la próxima película de mi agosto sin mar...

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